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Mostrando las entradas de 2018
Odio el pasado. A veces, cuando estoy abrumado con las aburridas preocupaciones de la adultez, anhelo tan desesperadamente mi vida pasada, mi vida , que quiero hacer todo de nuevo. Pero luego recuerdo que no funciona así la cosa. Nunca fue así. Y nada me devolverá la pureza de una primera vez. ¿Por qué es tan difícil matar al yo ? A veces me imagino a mi mismo como un planeta... un agujero negro o no sé, alguna especie de cuerpo celeste que absorbe y absorbe y absorbe recuerdos, momentos, experiencias, lazos, vínculos, viajes, saber, placeres, dichas y desdichas y que en algún instante PAF! implosionará en la nada. En una verdadera, desprovista, oscura y silenciosa nada. ¿En eso me convertiré? Aun así, imagino a la nada total y absolutamente bella. Una vez, no me acuerdo cuándo ni dónde, leí algo que decía una cosa así comoooo "la belleza es un manto que mata todo lo que cubre". Si en su efímera esencia la belleza quisiera cubrir la nada, entonces es como dividir por ce
Siempre imaginé que la muerte vendría de sorpresa, como cuando me despertó una noche en mi primer año de Universidad porque se estaba llevando a mi tío. Sólo más tarde comprendí que su visita no era de cortesía. Que su naturaleza infecciosa no abandonaría a mis primas, a mi abuela, ni a mi. Hoy veo a mi abuela y desconozco casi todo de ella. Me cuesta tanto descifrarla. La veo tan lenta, tan delgada y frágil. Cada día que pasa algún pequeño trozo de su esencia se va a algún lugar donde todo es confuso y, así como ella olvida si sus recuerdos son propios o ajenos, yo no sé hasta qué punto está ella dentro de ese cuerpo. A veces la veo como un noúmeno fundido en un pasado que nunca conocí y enraizado en el futuro a través de mi y de toda su descendencia. 

Mindfucked

¿Cómo sabe uno que está vivo si no ha muerto alguna vez? -Alan Watts

Redención

Le hablo al eje de la rueda De la vida Le hablo al Dios de Spinoza Al Universo terrenal Paraíso insufrible De ininteligible esencia (Materia extinguible, terrible Mente De-mente abierta) Al Tao Y a la vigilada compuerta de lo inefable Inconmensurable, inalcanzable Como mi sombra ¿Tu sombra?  Me asombra tu capacidad De generar verdad Camuflada en el artificio En la enceguecida humanidad perdida en el oficio Que ingenua y soñadora Sueña y sueña Sin jamás despertar. Te hablo a ti A mi, al todo Al Uno fragmentado Por la razón o la fuerza Separado, divorciado Estudiado a con-ciencia Ontos , ente, ser ¿Dónde te originas? Quiero aprehenderte y no puedo Quiero perderme en ti y no debo Quiero mirarte a los ojos Contemplar tu oscuro vacío Pero me miras de vuelta Y trémulas mis manos con tu rocío... ¡Soy un esclavo que piensa! Ser atemporal de razón infinita Un pensamiento necesariamente Con otro se limita Te contem
Hace unos días leí una cita en la que Einstein decía que creía en el Dios de Spinoza. La verdad, si leo la palabra Dios escrita en alguna parte, inconscientemente asocio el juez omnipresente, castigador e iracundo de la visión judeocristiana porque ese es el Dios que "conocí" a lo largo de mi vida. Escribo conocí entre comillas porque jamás lo experimenté realmente. En esta cultura, en mi país occidentalizado hasta casi las raíces (casi porque aún vive algo del misticismo latinoamericano), pareciera ser que éste es el único Dios que existe y, para quienes tenemos una formación científica, nos resulta muy difícil comprender que exista (y más aún, adorar) una entidad tan profundamente paradojal: misericordiosa y omnipotente, pero indiferente ante el sufrimiento humano; que se revela a través de un libro sagrado cuya interpretación ha originado un sinnúmero de masacres a lo largo de la historia de la humanidad. No creo en ese Dios. Debo confesar que lo desprecio y desprecio to

Uno

Quisiera hoy volver al vientre Olvidarme del día y de la noche Del amor, de la vida, de la muerte Ser atemporal, indivisible Desconocer Donde estuve o estaré; Que me baste con el infinito presente Ser uno , ser ente Desde siempre y por siempre Ser nuevo, eterno y jamás diferente Borrar los límites Que aprehendo, inexorable Por cuanto olvido mi naturaleza Por cuanto creo que mi presencia Mi existencia Se halla en la carne por completo. Si de los límites hablase Definirlos quisiera Porque ahí donde una barrera se halla Ahí donde el ser se confina Mora el portal del alma Denso umbral de agonía ¿Qué borraste en mi pasar bajo tu dintel ilusorio que olvidé de donde venía? Y ahora mientras más me alejo Obnubilado por la belleza Miro hacia atrás y sólo veo puertas Altos muros, implacables defensas Y un ente fragmentado Que desconoce su esencia.

Cito al de los hombros anchos

Quien, en los misterios del Amor, se eleva al punto en que estamos, después de haber recorrido convenientemente todos los grados de lo bello, llegado al término de la iniciación, percibirá de golpe una belleza maravillosa. ¡Oh Sócrates! la que era el fin de todos sus trabajos anteriores: belleza eterna increada e imperecedera, libre de crecimiento y de disminución, que no es hermosa en tal parte y fea en otra, bella en un concepto y fea en otro, para éstos o para aquellos; belleza que nada tiene de sensible como un rostro, como unas manos o algo corporal, que no es tal pensamiento o tal ciencia, que no reside en un ser diferente de sí misma, en un animal, por ejemplo, o en la tierra o en el cielo o en cualquier otra cosa, sino que existe eterna y absolutamente por sí misma y en sí misma, de la que participan todas las demás bellezas, sin que el nacimiento o la destrucción de éstas le cause la menor disminución o el menor crecimiento, ni la modifique en lo más mínimo.

Conversé con la muerte

En un día de oscuros tiempos Cielos grises, polvareda Conversé con la muerte La miré a los ojos Y ella, ni perturbada ni siniestra Me miró de vuelta ¿Eres tú el equilibrio? ¿Eres arte? ¿Belleza? Que no hay día en que no piense en ti Y ahora observo tus pupilas profundas ...A la nada llevan. Quiero fundirme en tu esencia Develar en tus misterios la irónica vida Porque no existe para mi peor dolor Que poseer de Horus la ceja Conocer esta paradoja Nauseabundo de tantas vueltas Y seguir intentando comprender Por qué se llena de dicha mi corazón Al contemplar, en sus infinitos matices La belleza. Quiero escuchar tus plegarias Conocer tus miedos, tus añoranzas Saber qué piensas de la flor del loto Del ciruelo, de la montaña De las gaviotas, de las almas Que fervorosamente devoras Con tu intangible esencia. Tu vacía mirada Vacía de todo, vacía de nada Tu silencio ensordecedor Como una vibración que se opaca Tu inexpresivo r