Conversé con la muerte

En un día de oscuros tiempos
Cielos grises, polvareda
Conversé con la muerte
La miré a los ojos
Y ella, ni perturbada ni siniestra
Me miró de vuelta

¿Eres tú el equilibrio?
¿Eres arte? ¿Belleza?
Que no hay día en que no piense en ti
Y ahora observo tus pupilas profundas
...A la nada llevan.

Quiero fundirme en tu esencia
Develar en tus misterios la irónica vida
Porque no existe para mi peor dolor
Que poseer de Horus la ceja
Conocer esta paradoja
Nauseabundo de tantas vueltas
Y seguir intentando comprender
Por qué se llena de dicha mi corazón
Al contemplar, en sus infinitos matices
La belleza.

Quiero escuchar tus plegarias
Conocer tus miedos, tus añoranzas
Saber qué piensas de la flor del loto
Del ciruelo, de la montaña
De las gaviotas, de las almas
Que fervorosamente devoras
Con tu intangible esencia.

Tu vacía mirada
Vacía de todo, vacía de nada
Tu silencio ensordecedor
Como una vibración que se opaca
Tu inexpresivo rostro
Espejo de mi alma
De mudas palabras
De dichas desdichadas
De apagadas emociones
Conversar contigo es conversar con nada
Y todavía te siento tan real
Duermes conmigo
Caminas a mi lado
Me despiertas cada mañana
Recordándome que todo acaba.



En un día de oscuros tiempos
Cielos grises, polvareda
Invité a la muerte
La miré a los ojos
Le abrí mis puertas
Y ella, implacable y serena
Envuelta en su manto de nada
Ignoró mi ofrenda

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